Por: MSSB
Él la vio, como hace más de una
década, metida en una polvorienta video casetera, a través de una triste y
borrosa pantalla, ahí, solo, en un territorio al que tuvo que meterse a la
fuerza cuando unos petulantes otorgadores de permiso hubieron de negarle el
paso ¨legal¨ a su excelentísima
nación. Aún son latentes todas las mentiras preparadas que, con nervios, las
recitaba de memoria; todavía siente el cosquilleo en sus piernas y el hormigueo
en su vientre cuando fue su turno y ante un prepotente, que no hizo más que
humillarlo y despreciarlo, agachó la cabeza como bien le habían mal-enseñado
sus ancestros.
Él la vio. Al otro lado estaba
una vieja que padecía estrabismo, mujer que entre lágrimas se desvanecía,
añorando su presencia, sufriendo su ausencia, recordando el tiempo pasado que
siempre fue mejor.
- - Es que la pena no se quiere acabar, chasito. Acá pasamos las fiestas con la
familia. Faltastes vos, nomás, siempre nos recordamos de vos y las gracias que hacías. Cuidaraste, mijo, que dizque
está caendo harta nieve en Nueva...,
¿cómo es?... Pídele, pídele la bendición a Taita
Diosito, yo sí le pido que te cuide, que no te falte el trabajito, que te
regrese con bien. Gracias, mijo, por los que nos mandastes, bien le quedó la chompita
a tu ahijada. ¡Ay, mijo! Pena da el verte, al menos en esa foto que pusimos
donde era tu cuarto, alado de esos edificios grandotes con esos buenos mozos
que te han dado trabajo. Estarasles
agradecido, papito, lo que su merced diga, vos servicial, como siempre. Bueno,
mijito, bueno, espero oírte pronto, me despido. ¡Ay, mijo! Es que la pena no se
quiere acabar.
Él la vio. Desde el otro lado se
persignó acorde la vieja mujer le daba su bendición. Retiró el casete, lo
acarició entre sus callosas manos, una lágrima empapó la dedicatoria que decía:
¨Cumpleaños. Navidad y Año viejo 199…¨.