jueves, 6 de junio de 2024

CUATRO INTENTOS DE MICROHISTORIAS

Por: MSSB

Ratas

Todas las noches, el desesperado mancebo escucha arañazos, raspaduras, suaves pisadas, mordiscos, chillidos diminutos en algún recóndito lugar de su hogar. ¡Oh, desordenada casa! ¡Cuántas cosas no sucedieron entre sus paredes, entre sus techos, en sus pisos! Durante el día, el sonido de los roedores se evapora como la tinta del pergamino celada por un Cryptex; pero llegado el ocaso, las ratas abandonan sus escondites y empiezan el infausto bullicio que atormenta la delicada psique del muchacho. Lo peor del caso es que ni él mismo las ha visto, simplemente las imagina: asquerosas, grandes, negras, peludas, gordas. Asimismo, solo él las puede escuchar. Con cada cenit sus ojos se tiñen de un cegador rojo y se predispone, pese a estar en casa, a sufrir con cada arañazo, raspadura, pisada, mordisco, chillido…   

Oscuridad

He sido maldecido con la capacidad de ver en las sombras, de adivinar las tinieblas, de palpar las nebulosas, de dormir despierto. ¿Qué es aquella figura dislocada que me observa, burlesca, desde el tumbado de la habitación? ¿Por qué pasea por el estuco como araña posesa, retorciéndose, de tanto en tanto, y girando por todas direcciones, en repetidas ocasiones, ese bulto que se asemeja a una cabeza? ¿Cuándo has entrado a mis aposentos, oh maldito humanoide perverso? ¡Deja ya esa risa de diantre! ¡Vete, húndete en la lobreguez de la madrugada! ¡Abandona, por siempre, la ruina de esta pieza resquebrajada, atestada por la vil existencia maltrecha de la que soy víctima perpetua!  

¿Mande?

Juan Atampam, de rodillas, con la espalda desnuda y en carne viva por los terribles fustazos que desollaban su piel morena, repetía furibundo, colérico, visceral y luego arrepentido: ¨Mande, mande, mande¨ cuando el patrón, nunca supo si criollo o mestizo, había de latiguearlo para sembrar en su memoria, a través de aquella maldita palabra, la sumisión y completa obediencia a un superior. Tales gritos y tremendo escarmiento sirvieron de ejemplar muestra para el resto. A partir de ese momento, hubo, el malnacido ¨mande¨, de quedarse por siempre en los labios de sus semejantes, -no importa si blancos o negros- compañeros de colonia. Juan Atampam todavía grita despavorido en algún campo funesto al escuchar, temblando, semejante prueba de que el patrón sigue y seguirá mandando.

Creador

Veo una triste tumba tenebrosa en medio de una sala apenas iluminada por pálidas luces blanquecinas que se debilitan a cada minuto que transcurre en su ausencia. Encuentro lloros repartidos por todos los rincones y gimoteos de la viuda todavía incrédula por la sorprendente noticia que dejó helado su palpitar. Río, puertas adentro, sobre su caja, último lugar en el que reposará, aquel hombre, por los siglos de los siglos, amén. Ahora, ahora es mi turno.


1 comentario:

  1. Grande Mateo Sebastián, muy interesantes tus prosas poéticas y microcuentos.

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