Por: MSSB
El presente texto data de junio de 2022 cuando una oleada de protestas tuvo lugar en Ecuador; sin embargo, rescatamos, modificamos y contextualizamos este escrito a la realidad venezolana de la actual y triste coyuntura. Cabe dilucidar, también, para dar por sentado, a fin que se eviten malas interpretaciones ideológicas, que la derecha ni para rascarse, ni para nada. En tanto al otro bando:
La revolución termina cuando triunfa, cuando llega al poder; pues una vez se instala, se corrompe e irremediablemente hay que combatirla, sí, con otra revolución. Por ello, la revolución, por su propia naturaleza, es un eterno e infinito círculo. Los que nos consideramos revolucionarios hemos de saber que siempre perderemos.
Con este llamado ¨preámbulo¨, a continuación las líneas que enmarcan esta proclama.
¡Salud y República!
***
No es necesario aclarar la obvia referencia hallada en el título de este breve, pero rabioso manifiesto; aunque dudo que esa dizque gente, los nunca antes mejor dicho: uniformados, logren captar el mensaje.
Por ahí andan, perros de todas
las razas, tamaños y pelaje, aguantando soles, lluvias bajo sus pesados, malolientes
y lucios cascos, artefactos que no
les permiten pensar. Por ahí andan, perros de hocicos pestilentes, duros
garrotes y lustradas pezuñas, inflando sus gordos mofletes cada vez que tras
una presa acuden. Por ahí andan, canes amaestrados sin criterio, sin sesos,
mostrando los afilados caninos a tantos inermes transitan por su lado. Por ahí
andan, algunos de ustedes, galopando, pero a esas alturas ya no se sabe si la
bestia es la que anda en cuatro patas o la que monta. Otros perros van, de a
dos, sobre un motor que parece desfallecer por sus pesadas lanas y que les
sirve como medio de perfecta intimidación y represión. Por ahí andan, perros
galardonados, bien remunerados, bien alimentados, bien equipados, prestos para
perseguir, a toda prisa, y morder al que le toque. Por ahí andan, perros
salvajes, presumiendo sus agallas frente a unos cuantos protestantes del común;
por ahí andan, perros sumisos, con los
que ya sabemos temblando ante los verdaderos terroristas de cuello blanco y
pantalones caídos. Por ahí andan, jauría de abusivos; bárbaros; corruptos;
déspotas; enérgicos; fascistas; gamberros; hirientes; inicuos; jodones;
kilométricos lambones; maliciosos; narcisistas; ñiquiñaques; opresores; plastas; quejosos; rabiosos; sucios; traidores;
usurpadores; vesánicos; …; …; y… zafios.
¿Perro, a eso le llamas trabajo?
¿Cómo llegas, perro, a la perrera y ríes con los demás pulgosos? ¿Puedes,
perro, ves a los ojos a tus cachorros, a tu acompañante y hacer como si nada?
¿Es posible para ti, perro, dormir en las noches? ¿Cómo puedes, perro, aguantar
tu propio aroma, presencia y acciones?
Anda, perro, oye el silbo y corre despavorido a recibir tu croqueta de la mano del muy ¨maduro¨ cerdo orwelliano.
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